Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2013

Golborne y el inmaculado mundo privado

CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES -. Uno de los lugares comunes repetidos por la derecha chilena tiene reminiscencias (muchas veces inconsciente) en el siglo XIX y se basa en el discurso del Ministro Diego Portales. A él le gustaba presumir que su decisión de intervenir en temas de Estado fue por la incapacidad de los políticos y militares de llevar correctamente las riendas de la naciente República (para él, esto era sinónimo de autoritarismo y represión). Por ello, Portales debió hacer un alto en sus negocios; actividades que, por lo demás, eran un verdadero desastre, a pesar de toda la ayuda que recibió del Estado de una manera, por decirlo de un modo eufemístico, poco rigurosa. A buena parte del mundo de la derecha le resulta fascinante la tesis de que los representantes de su sector político son personas exitosas, que cuentan con un largo camino en el mundo privado, una suerte de espacio inmaculado, regido por leyes naturales, que solo se ve alterado por la intromisión de la diaból

¡Cabronazos!

CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES -. Usábamos este término en el barrio –derivado de “cabrón” a secas- para calificar a aquellos sujetos que se quedaban con lo mejor, sin compartirlo con el resto, a lo más con su círculo de amigotes. Primero nos quitaban las bolitas de cristal, las figuritas de los álbumes coleccionables o la capitanía del equipo de fútbol. Más tarde, las mesas de pool, los cigarros, los estacionamientos, las cervezas y las novias (recuerdo haber recibido un piedrazo por quedarme con la boca abierta mirando cómo unos hombros pecosos, una trenza pelirroja y una bicicleta se perdían con el viento de la cuadra).  Durante mucho tiempo pensé que el merecedor de este título en la televisión chilena era Mario Kreutzberger, más conocido como Don Francisco. Este hombre con voz de trompeta, cabeza de toro, siempre dispuesto a cantar con ganas un jingle pegajoso, es el animador del veterano programa Sábado Gigante (que en algún momento de los años ochenta llegó a durar más de

La depredación del agua en Chile

JORGE MUZAM -. Nuestra tierra era pedregosa, fértil pero pedregosa, y no tenía agua. Es decir, dependíamos de las lluvias, y aunque pasaban dos acequias por el límite de nuestro campo, no podíamos ocupar esa agua, porque le pertenecía a los ricos hacendados de la zona, en algunos casos, y en otros, a hacendados de medio pelo que le lamían el culo al régimen de Pinochet. Veía tanta agua cristalina deslizarse tierra abajo, a veces incluso chapoteaba en ella, o sacaba un par de baldes para regar nuestras plantas, pero el agua no lo podíamos ocupar para nuestro campo, porque los hacendados ricos no la compartían con los pobres, sólo con los rastreros, y cuando se les antojaba. Esas acequias iban a parar al río Ñuble. Es decir, no compartir esa agua no tenía más sentido que refregarnos en la cara el egoísmo de unos pocos privilegiados. Entonces yo era un niño que intentaba entender ese mundo adulto, plagado de contradicciones e injusticias. Que el agua fuera propiedad p

Fernando Santiván: entre el sopor y la sorpresa.

JORGE MUZAM -. Hurgando en cajas de libros viejos encontré el segundo tomo de las Obras Completas de Fernando Santiván . Es un libro bastante añoso y la carátula está medio desteñida.  No es que el estilo de Santiván me despeine de entusiasmo, pero me alegré enormemente por la cantidad de datos de época que pensaba encontrar. Aspectos cotidianos de otro siglo, modismos en desuso, vidas que pasaron desapercibidas, infidencias, silencios y omisiones históricas que a estas alturas de mi vida me siento en condiciones de encontrarles algún sentido. El Tomo II, que va de la página 890 hasta la 1820, contiene las novelas Robles, Blume y Cía , El mulato Riquelme , el ensayo Escuelas rurales , y las memorias Confesiones de Santiván y Memorias de un Tolstoyano . He intentado, con mi mejor intención y varias tazas de café, empezar a leer las novelas, pero todavía mi buena intención no rinde frutos. Me desconcentro y siento que estoy perdiendo el tiempo. Me pasó lo mismo meses atrás con El c

Harald Beyer en Hipocrilandia

JORGE MUZAM -. Jenaro Prieto, político, periodista y escritor satírico chileno, autor de la novela El socio , solía referirse a nuestro país como Tontilandia. Estoy seguro que en su momento encontró abundantes motivos para legitimar ese apelativo. Pues hoy, si contemplara el infecundo espectáculo que ofrece nuestra clase política llamaría a nuestro país Hipocrilandia. El circo político chileno, el de los apitutados (porque no hay quien no sea político) se debate en una contienda fratricida digna de los Tres Chiflados. Las acusaciones van y vienen, y la guinda de la torta, el Caupolicán de turno, es el ministro de Educación, Harald Beyer. La opositora concertación necesita que sus nueces hagan mucho ruido justiciero antes que el lodo del descontento ciudadano la salpique demasiado. Porque es un hecho que volverán al gobierno agarrándose de la falda de Michelle Bachelet. Por esto, la imagen es lo primero que hay que limpiar (al menos hasta donde se pueda) Porque hay casos d

Pelliscándole la uva a Michelle Bachelet

JORGE MUZAM -. El gobierno de Sebastián Piñera se apresuró en reconocer el triunfo de Nicolás Maduro y enviarle las felicitaciones correspondientes. Días atrás, el propio Piñera se apersonó en el velatorio de Chávez para montar guardia junto al féretro. Estas actuaciones distan mucho de los decires de la gente del gobierno que no desaprovecha oportunidad para condenar la "dictadura con rasgos estalinistas" implantada en Venezuela por el chavismo. La misma prensa que apoya a Piñera, la de los grandes empresarios, ha usado sus principales portadas de las últimas semanas para atacar a Maduro y deslegitimar los logros de la revolución bolivariana. Las escaramuzas del magnate-presidente chileno sólo pueden tener dos explicaciones. O se está asegurando el territorio venezolano para que sus inversiones desembarquen sin mayor hostilidad en los próximos años, o bien quiere pelliscarle la uva electoral a la que se vislumbra como la futura presidenta de Chile, Michelle Bachele

Érase una vez el fenómeno pop-rock chileno

JUAN PABLO JIMÉNEZ -. ¿Era pop? ¿Era rock? ¿Surgió como un movimiento contracultural?... ¿Era o nació como un “movimiento”? Nadie se había planteado esas preguntas sobre el rock chileno de los ochenta. Nadie se había puesto a reflexionar si esas letras eran un refresco adolescente o el intento por decir algo más profundo. Difícil es comparar a buenas y primeras a Los Prisioneros con Engrupo o Aparato Raro con Aterrizaje Forzoso. En “Las Voces de los ‘80”, el periodista Emiliano Aguayo realiza un acabado estudio sobre el surgimiento y desarrollo del fenómeno pop-rock chileno de mediados de los ochenta. Plantea cuestionamientos y recurre a las fuentes directas, a los protagonistas de aquella época, para que entreguen su apreciación sobre los orígenes del fenómeno, por qué fue un fenómeno, por qué algunos de sus exponentes se silenciaron. En fin. Nada a fondo por un capítulo clave en la historia de la música popular chilena. Jorge González (Los Prisioneros), Germán Cés

¿Cómo lo harás Michelle?

JORGE MUZAM -. ¿Cómo mantendrás contento a ese enorme conglomerado de izquierdistas, tan distintos entre sí? Algunos se sienten aceite y otros vinagre, gerontócratas o pendejócratas, libremercadistas y estatistas intransigentes, liberales y conservadores, ambientalistas profundos y depredadores, girasoles oportunistas y calcetineros, leales y tránsfugas, humanistas y humanoides, cabezas calientes e hijos de pilates, ratas y ciervos, conejos y avestruces, gusanos y topos, faisanes y cerdos, y sus innumerables mestizajes intermedios. ¿Cómo lo harás Michelle? ¿Maquillándole un rostro amable a los más ricos, como en tu primer mandato? Y debes considerar a tu otro contingente. Los Sincara, los que siempre  juegan a ganador, y que no son pocos. No tienen una columna vertebral ideológica desde donde divagar ni tiempo para malgastar en candidatos menores, en reflexionar propuestas más complejas. Les basta con la simpatía de una candidata segura. De esa forma seguirán su parsimoniosa ruta

Caído del catre

JORGE MUZAM -. No sé quien se lo sugirió, o si fue uno más de sus típicos impulsos caídos del catre (*). Recuerdo que casi me atoré con mi café el día que encendí el televisor y vi a nuestro magnate-presidente haciendo guardia junto al féretro de Chávez. Si he de pensar mal, esa situación demostró que Piñera no le hace asco a ninguna posibilidad, si de ello dependen sus futuros negocios, porque ya se le acaba la presidencia, y ni siquiera necesitaba congraciarse con una izquierda chilena dura que nunca votará por él ni por su coalición. Y salvo esa izquierda dura, el resto de los chilenos sigue al pie de la letra los designios de la prensa conservadora y odia a Chávez, al chavismo, a Maduro y a toda esa estela de atorrantes y agrandados rojos. Así que sólo podía interpretarse como una más de sus piñerías, esas que le han mantenido el colon irritado a sus encargados de protocolo. Tras ese indescifrable episodio, Piñera ha tenido que dar abundantes explicaciones en Chile, y l

Hijos de la autogestión y las redes sociales

JUAN PABLO JIMÉNEZ -. En los ochenta costaba mucho más la difusión de las bandas de rock. Se dependía de las radios FM, de alguna nota en la “Vea”, la “Súper Rock” o un artículo en algún diario. Vinieron los 90 y a la EMI se le ocurrió reclutar a un batallón de bandas y solistas que al poco tiempo abandonó y del cual sobrevivió gente como Lucybell solamente. En los 80 costaba más. No había internet. Hoy una banda pequeña puede tener miles de visitas en youtube u otros sitios y eso ya les hace famosos y respetados, incluso sin tener discos editados. Y a propósito de eso. Antes había que rogar a Dios que un sello se interesara en la música de un grupo para que este pudiera registrar sus canciones. Las ganancias por unidad de discos vendidos era un robo y esa era una de las razones por las cuales muchos morían en el intento. Hoy los sellos y grabaciones independientes, además del gran número de tocatas en vivo, permiten a los músicos a veces vender sus álbumes de mano en mano y