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Mostrando entradas de febrero, 2017

Watchmen: trancados, sistémicos, apocalípticos

CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES .- Si me lo cuentan, habría pensado que no era nada nuevo bajo el sol. Un cómic por entregas sobre seis personajes que conforman una especie de liga para combatir el crimen, herederos de otro grupo que los antecede (en realidad son siete personajes, si se considera al veterano que los convoca y que pronto es hecho a un lado). Los identificaremos por sus señas y nombres de batalla: un soldado comando adicto a los puros, cínico y burlón, muy afín a la política de Estados Unidos (El Comediante); un científico con poderes omnímodos y una visión global del tiempo luego de sufrir un accidente cuántico en un laboratorio, motivo por el cual el resto de la humanidad lo considera Dios (Doctor Manhattan); un solterón de buen pasar y estudioso de las aves que cuida el vecindario de las pandillas vistiendo una capucha inspirada en el plumaje de un búho (Búho Nocturno II); un paladín admirador de Alejandro Magno, con habilidad para los negocios, inteligencia

Los últimos días de Roberto Haebig

CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES .-  A pesar de que se trata de una narración transparente, donde las palabras no se detienen -salvo por uno que otro ripio de imprenta- sino que alientan al lector a pasar las páginas a toda velocidad hasta el último párrafo, y de contener anécdotas de corte cinematográfico –falaces en su mayoría, suponemos-, el libro Los últimos días de Roberto Haebig. Los crímenes de Dardignac 81 (Editorial Royal, Impresos Servicio de Prisiones, 1974, 268 páginas) alcanza una gran intensidad en su parte final. Tal vez porque sean las palabras más sinceras dichas por este personaje que asesinó a quemarropa, a fines de los años cincuenta, a dos hombres, los sepultó en el patio de su casa del barrio Bellavista y los desenterró al poco tiempo montando una burda puesta en escena que simulaba el hallazgo de un cementerio indígena. Lo anterior sin considerar el cúmulo de aventuras que conforman su azarosa vida –que, según su versión, lo convierten en héroe de guerra, do

Tracking: el cine y la vida como nos dé la gana

CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES -. Disfrutar del mundo del cine de la manera que al lector más le acomode es la invitación que se desprende de las páginas de Tracking de Gonzalo Frías (Vía X Ediciones, 2014). Lejano a la postura de cinéfilo pedante y experto, la propuesta del también conductor de televisión y documentalista es dejarse llevar por las emociones primarias, intuitivas y puras que sólo puede brindar un amor incondicional al Séptimo Arte. Una vez logrado el primer objetivo, no queda más que intoxicarse con películas (todo tipo de películas, sin ningún criterio discriminatorio) y acabar confundiendo lo que pasa dentro y fuera de la pantalla. A partir de la proyección de cintas de diferente calibre –sea en una sala de cine, en un reproductor Betamax, VHS, DVD, o Blu-Ray- surge una nueva manera de interpretar la vida, tan o más intensa que las historias en “carne y hueso” de todos los días. Sucesos cotidianos buscando su explicación en una escena, una toma, un encuadre, un d

Coppola, déspota e ilustrado

CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES .-  Francis Ford Coppola (1939) no escuchó o no quiso escuchar las palabras escépticas de uno de sus empleados durante el rodaje de Apocalipsis now! , ante sus delirios de grandeza que alteraban la salud física y mental del equipo que sobrevivía a duras penas en tierras filipinas: “Sólo hacemos películas, nada más. ¿Qué nos hace tan especiales?”. Tampoco las palabras de Marlon Brando, durante una pausa en las grabaciones de El Padrino , mientras Coppola se encerraba en su oficina a golpear paredes y objetos, preso de la ira porque las cosas no marchaban como deseaba: “Pero si es sólo una película de gangsters, ¿para qué alterarse tanto?”. Si los hubiese escuchado y encontrado algo de razón, luego de despedir al primero y hacer oídos sordos con el segundo -con tal de tenerlo en sus filmes, Coppola le aguantaba a la estrella del Actors Studio cada una de sus excentricidades-, el director italoamericano se hubiese pegado un tiro en la sien o cortado las v

Amnistia para Narea

CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES .-  En medio del regodeo lector, decidimos hincarle el diente a Los Prisioneros. Biografía de una amistad de Claudio Narea y, después de mucho tiempo, lo eximimos de los tres pasos que componen el paredón de las letras: libro cerrado antes de tiempo, libro amontonado, libro olvidado. Vamos precisando: se trata de la reedición de la obra Mi vida como Prisionero , de 2009. Según el propio Narea, tomó la decisión a causa del cercenamiento de capítulos impuesto por la editorial y que dejó varios cabos sueltos (tuvimos acceso a esta versión y corroboramos que aquello ocurre más en la última parte del libro, la más truculenta). Esta vez, Narea decidió entregar un texto más trabajado, con otro título y editorial, incluyendo esas partes faltantes, más un agregado en su última tercio. Con ello, presumimos, asumiendo la polvareda que la iniciativa traería consigo. Era que no, tratándose de la historia del grupo musical Los Prisioneros, acostumbrado desde la cu

Svengali

CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES .-  Gema rarísima, de desconcertante belleza. Svengali , película de 1931, dirigida por Archie Mayo y producida por los estudios Warnes Brothers bajo el sistema Vitaphone. Protagonizada por John Barrymore y una adolescente Marian Marsh (la dueña de esa mirada adorable e insana de la imagen), está basada en la novela de George du Maurier de nombre Trilby , publicada a fines del siglo XIX a modo de folletín y considerada, una vez convertida en libro, como el primer best sellers de la historia. Sin la resonancia de otros clásicos del cine de la época como Drácula o Frankenstein , la base de la historia es el mito de Pigmalión -señor maduro educa y se enamora de joven sencilla- recreado ahora en clave gótica, con elementos del impresionismo alemán (decorados deformes, luces y sombras generadoras de angustias, ángulos peculiares incitando al abismo), en los días de la bohemia parisiense. Svengali (Barrymore) es un profesor de música excéntrico, desastrado,