¿Es esto una película? ¿Somos todos personajes secundarios? ¿Lo que nos rodea son decorados? ¿Existen los finales felices? ¿Dios es el guionista que se muere de la risa con las vicisitudes que nos suceden? ¿Los demás saben cosas de mí que yo no sé?
Puede ser que nuestras vidas sean cada una películas de estreno. Puede que jamás ganen ningún premio, pero sí les marquen la vida (que son películas) a otros personajes, como esas películas que nos dejan pensativos durante semanas.
Uno pudo haber esperado que el libro de Gonzalo Frías –conductor del programa “Séptimo Vicio” de Vía X– hubiese sido un tratado de cine. Una verdadera enciclopedia de películas, directores, actores y anécdotas. Y eso él lo tenía claro.
Pero no. Tal como en una buena película, Frías da un giro inesperado desde la primera página de “Tracking” donde sí habla de cine, pero fundamentado ello en su propia vida.
Así como García Márquez describe en sus memorias a las personas de carne y hueso en que estaban basados los personajes de sus libros, en “Tracking” quedamos perplejos por la vida de Gonzalo Frías presentada por él mismo: parece en realidad una película o una conjunción de cortometrajes que tienen su unión en un solo hilo conductor.
Gonzalo primordialmente relata y declara su vida de infancia. Vuelve su mirada a su madre, su abuelo y su padre principalmente y allí van apareciendo también los amigos, el barrio, la casa y todas las locaciones que influyeron en su espíritu y pensamiento.
En este libro editado a fines del año pasado, el chileno utiliza su narración como una cámara y realiza paneos extensos de lo que ha sido su pasado constituyendo tan fuerte el presente, como en las películas cuando el desenlace tiene una sumatoria de elementos que estaban al principio de la historia, sin que nadie reparara en ello.
La muerte de su madre, la separación de sus padres, los juegos inolvidables de su abuelo; los rincones de infancia, los juegos de niño, la brutalidad infantil, la rabia, alegría y tristezas, están narradas en esta suerte de guión literario donde cada frase, cada capítulo, está puesto en el sitio exacto, como en un buen plano o en el storyboard de un director obsesivo.
Las películas cuentan acerca de las vidas de todos nosotros. Estos personajes, que somos nosotros, funcionamos como productores y guionistas y día a día vamos armando el relato para acercarnos a pequeños desenlaces que constituyen una obra mayor, una saga si así queremos decirlo.
La casa y silencio universal de su padre; el dolor ahogado de su madre; la sabiduría inconclusa de su abuelo, tres de los principales elementos de este libro de sensibilidad exquisita.
Si bien lo de Frías es el cine, “Tracking” es uno de los mejores libros del 2014 y una soberbia ópera prima de un, lo decimos con todas sus letras, escritor.
(FOTO-LIBRO)
RECUADRO
Tal como en una buena película, Frías da un giro inesperado desde la primera página de “Tracking” donde sí habla de cine, pero fundamentado ello en su propia vida.
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