A veces el periodismo dice la verdad

JUAN PABLO JIMÉNEZ -.

Ya sabemos que el periodismo de farándula –“tarántula”– es una basura que ha estupidizado a muchos. Que la gran mayoría de los periodistas deportivos solo saben describir –a veces a medias– cómo un jugador corre tras una pelota.

Ya sabemos que en muchos pasajes de la historia –de cualquier país– el periodismo ha estado al servicio de los poderes fácticos y que ha servido para manipular las conciencias de la gente adormecida –miente, miente, que algo queda… Y sabemos que eso ha generado otros frentes del periodismo que al final se transformaron –a duras penas la mayoría de las veces– en voz para los sin voz (aunque llegadas las democracias perdieron su sentido).

Sabemos también que el periodismo depende del mercado. Los periodistas deben pagar la cuenta de la luz y los medios deben ser condescendientes con sus avisadores o simplemente, no hay plata.

Entonces cuando aparece alguna instancia o medio o como quiera que se le llame cuyos periodistas se “atreven” a decir las cosas como son –o casi como son, o casi, casi como son–, ello viene siendo una suerte de oasis para aquellos que están cansados de lo mismo.

No hablaremos de programas como “Contacto” porque eso es otra forma de hacer farándula. Podemos citar algunos momentos en que “The Clinic” por ejemplo logró abrirnos los ojos –por lo menos a los que nos interesa abrir los ojos– ante realidades, haciendo a la vez posible que por fin muchas vacas sagradas dejaran de serlo. O incluso podemos irnos más atrás y detenernos en el periodismo vivencial, aguerrido de cronistas en medios como “Hoy”, “Apsi” o “Análisis”, por nombrar algunos, hasta el punto de incluso encontrar la muerte.

Y podemos detenernos en lo que ha hecho CIPER –Centro de Investigación e Información Periodística– y elevar los brazos al cielo y decir gracias por el favor concedido.

Es que CIPER ha sido una especie de bastión periodístico en el Chile moderno, que ha investigado a fondo temas de coyuntura y abierto la olla sobre realidades que no cuentan los canales de TV o diarios “normales”, justamente por mucho de lo que hablábamos más arriba.

CIPER desde esta perspectiva se transforma en una instancia necesaria y a la que se le agradece el esfuerzo por meterse más allá, mucho más allá de los límites impuestos por el mercado y la moral y buenas costumbres –por la borra– al desarrollo de la profesión en este país.

Así, da gusto poder leer con tranquilidad por ejemplo que Karadima pagaba al contado millones de pesos para comprar departamentos que después serían utilizados para fines “privados” o simplemente para hacer comercio, usando cuentas bancarias a nombres de entidades creadas por él en el papel y a otros “colegas”. O constatar que las encuestas CASEN solo muestran una parte de la realidad de la pobreza en el “Jaguar”, a través de cifras acomodadas y no precisas. O leer acerca de las torpezas cometidas por los secuestradores de Cristian Edwards y cómo la familia negoció el rescate. O saber cómo es realmente comer tierra y rumiar la falta de dignidad en una zona ocupada de Santiago. O navegar por la biblioteca de Pinochet y descubrir de dónde venían los dineros, o de dónde supuestamente venían los dineros para comprar primeras ediciones que nunca leyó. Un periodismo a través del cual nos enteramos de los muertos de nadie en una morgue cualquiera y de la realidad de las monjas que San Felipe quiere olvidar.

Detrás de este velo en el que nos movemos, crecemos y convivimos, existe mucho más incluso de lo que llegamos a imaginar.

La verdad puede que sea algo que nunca lleguemos a alcanzar ni menos a conocer. Pero sí podemos escarbar hasta llegar lo más cerca posible de ella y CIPER es una instancia que nos ayuda a eso.

Si a veces sentimos que lo que nos cuentan los medios viene filtrado a más del 50 por ciento, esfuerzos como el que hablamos, nos devuelven mínimamente la esperanza en que siempre habrá alguien que tenga los cojones para decir lo que la mayoría no se atreve a decir.

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2 Comentarios

  1. "La verdad puede que sea algo que nunca lleguemos a alcanzar ni menos a conocer. Pero sí podemos escarbar hasta llegar lo más cerca posible de ella y CIPER es una instancia que nos ayuda a eso." (!!!)

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  2. Ojala algún día se acaben los diarios y programas de prensa que buscan noticias "objetivamente buenas u objetivamente malas".

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