JUAN PABLO JIMÉNEZ -. Ojalá que nunca más suceda. Ojalá que nunca más se incruste en el pecho de una mujer, justo al centro, el paso por el infierno. Ojalá que nunca más una mujer se pase encerrada sin esperanzas, destinos ni pasados, en una celda fría, ajena y espantosa. Nubia supo del dolor; del dolor físico para arrancar palabras y del dolor del alma, ese que retuerce como en las tripas dañadas. Nubia estuvo encerrada, junto a otras compañeras, junto a otros compañeros, solo por pensar que el mundo podía ser distinto, de otro color. Que a partir de la solidaridad más profunda entre seres humanos, se podía hacer de este paso por el mundo, algo mucho más llevadero en justicia, paz y amor. “Una Mujer en Villa Grimaldi”, de Nubia Becker Eguiluz, es un testimonio a veces aterrador. Otras veces desolador. Un testimonio para decir estoy viva y logré sobreponerme a la crueldad, el abandono y la traición. Viva a pesar de todo. De los insultos, las cachetadas, los escupit
Anexos de la literatura chilena