Sobre "Demasiado yo" de Jorge Muzam

PABLO MENDIETA PAZ -.
No creo haber leído antes tan laborioso retrato personal como el que ha urdido nuestro querido y admirado Jorge Muzam con este redondeado “Demasiado yo”. Hablar de una esencial y exultante soledad circular en que fragua un mundo donde se encuentran todas las cosas que lo preservan en vitalidad pura, en felicidad avizorada ya eterna, es un alegre bosquejo de nota templada, de rasgo antropomórfico ya definido que, en perfecta ubicación central de la esfera, de su esfera, halla -tal vez parafraseando a Bruno, o tal vez sin comprometerse con ello- el anhelado y exquisito punto equidistante de lo (su) infinito.

Aunque ciertamente –y él lo confiesa- no puede estar permanentemente en algún día, en algún lugar –muy suyos-, es cuando, como escritor que es, debe saltar la línea para ir al encuentro o, al revés, para que el gigantesco espacio exterior , todo un racimo de uvas de diferentes color y olores vaya a él (llama la atención que en su desencanto odie solo a las tres cuartas partes de la humanidad si todos sabemos que su capacidad da para más), y rozar, si no tropezar allí, en cavernas de perpetua sombra, con la vida breve y la estatura mínima de sus congéneres, una suerte de fatal degeneración que desesperadamente lo limita y empequeñece a una existencia de náufrago en una isla desierta.

Pero ante todo él es una creación artística y no un hecho científico. En intimista diálogo a lluvia y viento con las montañas sanfabianas, confiesa su estoico y delirante ascetismo, mientras escucha detrás de ellas los ecos citadinos que reclaman: “¿por qué te debates a salto de mata entre trabajos de obrero, huertos improductivos y comercios informales si el orbe tiene millones de historias que contar?” ¿Degollar ideas? ¿Pulverizar abstracciones? Resonancias de abominables idiotismos que pretenden impedir publicar su fértil melancolía y coraje al viento y lluvia de las montañas siempre complacientes.

¡Pero si todo esto que me rodea es la distracción de la más pura estética, de mi eternidad!, responde a esas agonías de anhelos perversos. Y entonces, al fin, no puede haber neutralidad…


Nota: El texto aludido por Pablo Mendieta Paz puede leerse en el siguiente link:
 http://cuadernosdelaira.blogspot.cl/2015/10/demasiado-yo.html

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1 Comentarios

  1. Mis agradecimientos a Pablo Mendieta Paz, admirado amigo, escritor, poeta, compositor y humanista boliviano y universal.

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