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Mostrando entradas de agosto, 2015

Cascaritas de naranja

ANGÉLICA PARRA OLIVARES -. La única vez que vi a Salvador Allende, y la última, fue el veinte de Agosto de 1973. Yo vivía en Chillán Viejo frente a la casa donde había nacido Bernardo O'Higgins. Con mis hermanos y amigos nos subimos con banderas al techo de nuestra casa y armamos un griterío infernal pues los gritos de los opositores eran tan sonoros como los nuestros. De pronto sucedió lo increíble. El presidente miró hacia nuestro techo y levantó la mano en señal de saludo. No sabíamos que no lo veríamos nunca más, pero esa imagen, la del hombre que caminaba erguido y con la banda presidencial cruzada sobre su pecho sería una imagen que se nos quedaría clavada en nuestro corazón de adolescentes rebeldes. Hoy estoy en Chillán y mañana se hará el mismo ceremonial, pero ya no me subiré al mismo techo. Los amigos se desperdigaron por el mundo y el sueño colectivo se esfumó. Hoy boto cascaritas de naranja al agua para ver florecer el arcoiris. Sólo eso me quedó. Y el amar

Una madeja universal

JUAN PABLO JIMÉNEZ -. El mundo es eso. Vidas entrelazadas. Podemos estar a la distancia, e igual estamos entrelazados. Una palabra, un acto, una mirada, inciden en la vida de otro. De otros. Y de esos otros, hacia otros.  Carla Guelfenbein lo ha hecho otras veces y en esta oportunidad ha alcanzado un punto altísimo: en la escritura, en la forma de mantener la tensión, en el progresivo destape de los personajes, en los desenlaces que llevan a un gran desenlace. En la trama. En el camino. Porque en el último libro de la escritora chilena, “Contigo en la Distancia”, la clave está en el camino más que en la llegada. Vera Sigall tiene un accidente y de ahí comienza todo. Hacia atrás y hacia el presente apuntando al futuro. Las vidas de Horario, Julián, Emilia y Daniel unidas a la distancia por el coma profundo en que está la escritora. Daniel le habla al compás del ruido de las máquinas que en esa habitación constatan vida o los suspiros que quedan de vida. Se convence que