JUAN PABLO JIMÉNEZ -. A propósito de “Volver a los 17”, de Óscar Contardo… Me acuerdo que hacía casi dos semanas que yo había salido del vientre de mi mamá. Que salí con fórceps, me contaron, como después me contaron todo lo que hasta hace pocos años vengo entendiendo. Me acuerdo que mi infancia –o tal vez sea lo que hoy interpreto como aquello que rodeaba a mi infancia– estuvo teñida por la muerte de Rodrigo Anfruns, lo que decían que podía sucedernos a los niños en los oscuros pasillos de la Villa Portales en Santiago y por la aparición en tevé de ese señor sonriente de gorra impoluta que hablaba de algo así como de habernos liberado y que cortaba cintas tricolores día por medio. Me acuerdo de los actos cívicos en el colegio católico en que estudié, donde siempre en primera fila estaban hombres sonrientes de uniforme que después saludaban a los hermanos como si todo se tratara de un triunfo. Me acuerdo del penal de Caszely, de la primera Teletón –que me generó pe
Anexos de la literatura chilena