JORGE MUZAM -. Expresar demasiado entusiasmo agrede a los que caminan cerca, porque la vida usual es precisamente desengaño, es tropezar y repartir patadas a quienes parezcan culpables, es caminar como cándidos cangrejos que creen ir siempre hacia adelante. Los únicos sueños valederos son los que se albergan bajo el entusiasmo infantil. Y valen algo porque tardarán unos años antes de ser aplastados por la decepción. Los otros, los sueños que despiertan risotadas en horas adultas, pues no son más que boberías acicateadas por el clima, el vino y los recuerdos. Sin embargo, quienes les confieran demasiada importancia serán empujados hasta celditas aparte, como místicos o poetas o locos inofensivos. Algunos encontrarán en esas celditas nuevas formas de ganarse la vida. Pero los místicos verdaderos, los que nunca cobrarán dinero por una consulta, se apartarán a su propio desierto a soñarse a sí mismos y no molestarán a nadie.
Anexos de la literatura chilena