Canto de un existir


JUAN PABLO JIMÉNEZ -.

Un canto sí, es música. Pero también es sueño. Es mensaje interior. Inmortaliza un momento. Embellece una tristeza.

Álvaro Correa resume su vida en sus poemas y canciones y los reúne en su libro Cómo Sueña mi Canto.  A través de ellos nos va contando su vida.

Álvaro (Chomedahue, 1938) hace de esta obra un acto noble, donde nos abre las ventanas de una gran casona de campo que se llama su existencia.

Está Romeral, el aire campestre, sus hijos el primer día de clases, el amor, los ojos de su María Eugenia. Aquello que en los capítulos que componen su vida, le marcaron como marca el paso de los años la corteza de un árbol.

Está la nostalgia de tiempos pasados que serán mejores, los caballos, la belleza simple, los nietos, los amigos. Los días aquellos que se quedaron para siempre en un rincón del alma. Leer Cómo Sueña mi Canto es todo lo nombrado. Es un paseo de atardecer por el corredor de la casa de los Correa en Romeral; el invierno que se hace largo como una fiebre de niño; es entender que cada cosa que hemos hecho nos ha formado y transformado.


“Vas cayendo, roble viejo/ el horizonte te llama/ y el crepúsculo te inflama”, le dice a su padre al verlo envejecer en “Roble Viejo”.

“Creo en el lecho del río/ que, llevando agua hacia el mar,/ nunca piensa en su retorno/ sino en darle inmensidad”, confiesa en “Credo de Amistad”.

Todo en Álvaro es esto: aquello que le impacta, que lo deja en silencio. Es su guitarra que habla por él, que canta por él. Es su grito sereno al mundo, un testimonio que se quede para cuando él se torne ese viento que acarició su adolescencia.

“Porque siempre eres igual,/ en las buenas y en las malas;/ la que, nadie sabe cómo,/ siempre tiene lo que falta” le escribe a María Eugenia en sus 25 años de matrimonio y con ello, Álvaro se acerca con la inmensa sutileza, al amor que le arrebata.

“Si parece que jamás jugamos juntos/ y que nunca me hubieran despeinado/ ni se hubieran montado en mis espaldas/ para jugar al jinete y al caballo” se lamenta al paso de los años, y les dice eso a sus dos hijas mayores, una confesión tierna de no haberles entregado más de sí mismo.

En este libro imaginamos al autor sentado en algún lugar del mundo, dejando que los capítulos de sus días se escriban en los retazos de la memoria y que ello después se eternice en la lectura de seres ajenos que, a medida que naden en las palabras de esta obra, sentirán cada vez menos ajeno aquello que le pasa o ha pasado al autor.

En este libro, el pasado es un canto, tal como imaginamos el presente de Álvaro y esperamos o él espera, aquello que escriba su futuro, si es que vale la pena malgastar el tiempo pensando en lo que no tenemos certeza si viviremos.

Cómo Sueña mi Canto es un ejercicio de reflexión. Es el verso que se vuelve historia. Es el pensamiento de un hombre escrito para siempre en una hoja de papel.

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3 Comentarios

  1. “Si parece que jamás jugamos juntos/ y que nunca me hubieran despeinado/ ni se hubieran montado en mis espaldas/ para jugar al jinete y al caballo”

    Ese poema es suficiente para darle un abrazo fuerte en la distancia y decirle, gracias Alvaro.

    Espero conocerlo, espero leer ese libro.

    Saludos cordiales.

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  2. Raúl de la Puente24/1/13

    Paz, sabiduría y gratitud.

    Eso se desprende de esta reseña.

    Gracias por compartirlo.


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  3. Extraordinaria descripción del libro.

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