Pablo Simonetti: la insatisfacción de los privilegiados

JORGE MUZAM -.

Las mujeres enloquecen por él, aún sabiendo que es gay. Ni siquiera les importa mucho que sea un escritor (pues los lectores efectivos están casi extintos) y probablemente uno de los mejores de las últimas generaciones. Lo que suele primar en su caso, tal como en el de la activista comunista Camila Vallejos, son sus perturbadoras bellezas físicas.

Pero Pablo Simonetti es mucho más que eso. Es un activo movilizador de conciencias. Tiene abundantes enemigos entre la ultraderecha y la democracia cristiana, precisamente por su independencia de pensamiento, su amplitud de criterio, su carisma, sus convicciones igualitarias y no discriminatorias y por su capacidad de movilizar transversal y entusiastamente a un sinnúmero de personas.

Viste impecablemente, con buen gusto, y su apariencia recuerda a los clásicos actores hollywoodenses (las mujeres lo encuentran más bello que George Clooney). Se expresa con elegancia, con precisión conceptual, sin intentar atropellar a nadie y sobretodo sin el sonsonete petulante de los chicuelos ricos.

Escribe correctamente, delicadamente, parsimoniosamente, como un Henry James del siglo XXI, y sus temáticas se circunscriben a las difíciles relaciones interpersonales entre los grupos chilenos más acomodados.

Un aire melancólico y contemplativo recorre sus novelas, particularmente La barrera del pudor. Sus personajes sobreviven sin apuros económicos, aunque circunscritos a los rígidos esquemas sociales, amoldándose a duras penas entre la insatisfacción y hastío.

A través de una esmerada hilvanación narrativa, Simonetti nos permite ir auscultando silencios, intenciones y apariencias decidoras entre sus personajes, y sin necesidad de caer jamás en las vulgaridades externas o coprolálicas tan propias de los chilenos. No obstante hacer uso de un lenguaje parco y neutral, sus historias no pierden verosimilitud ni poesía. La elipsis emocional (lo que sin expresar despierta en el lector) parece ser un sutil recurso narrativo utilizado con gran destreza por el autor.

Desconcertante resulta su cuento "Santa Lucía", antologado en el libroVidas vulnerables. Un ejecutivo común, con una familia común, de buen pasar y aparentemente feliz, se deja llevar de pronto por un impulso sexual irrefrenable que alterará dramáticamente su vida.

La vulnerabilidad de las personas es otro motivo recurrente en sus obras. Las personas se relacionan entre sí acorazadas de títulos profesionales, de disfraces de alta costura y de imágenes falsas y grandilocuentes para defender la extrema vulnerabilidad que sienten ante un mundo agresivo.

Es habitual que dentro de la permanente insatisfacción en que conviven las parejas de sus novelas, dejen entrar casi impulsivamente a terceros a sus vidas, para con la ayuda de ellos intentar resucitar el deseo perdido y las ganas de estar juntos.


Un tema aparte es lo que representa el mundo de privilegiados que él describe, para infinidad de lectores no privilegiados que sienten una comprensible repulsión de clase, y que por lo mismo, difícilmente tolerarán o valorarán la fortaleza estética de sus historias.

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2 Comentarios

  1. Cuando leo "las mujeres" como una mujer en particular me exaspero bastante, será que quiso decir algunas mujeres. Entiendo que el criterio con el que se elige a quién leer y a quién transformar en dios de las letras es de lo más variado. Sin dudas muchas de mi género irán por esas rutas que señala, también he sabido de algunos que se fijan en cosas como la portada del libro o el tamaño de la tipografía. En mi caso lo vengo haciendo por recomendación algunas veces y otras de puro instinto. En este último año muchas de mis lecturas han venido orientadas por algunas de sus menciones por lo tanto pese a ese primer renglón que me crispa, creo en su criterio y grabaré ese nombre en mi mente para cuando se presente la ocasión de tener algún ejemplar de ese escritor buenmozo en mis manos.
    Un saludo afectuoso desde el otro lado de la cordillera en una noche tibia y silenciosa en la que comenzaré a leer A Multitude of Sins de Richard Ford.

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  2. Muchas veces son esos pequeños elementos provocadores los que despiertan los ánimos y permiten encauzarlos hacia el diálogo, hacia el conocimiento, la comprensión y el afecto mutuo, mi querida Lorena.
    Comienzo, al igual que tú y gracias a tu obsequio, a caminar por los senderos de Richard Ford, pero a través de El día de la independencia. Mi inglés no está suficientemente pulido como para leerlo en inglés, que sería lo ideal para mí, pues desconfío del cedazo traductor. La secuencia narrativa de Ford empieza con El periodista deportivo.

    Un abrazo

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