El retorno


JORGE MUZAM -.

En el libro Putas Asesinas, de Roberto Bolaño, aparece un relato sórdido e hilarante titulado “El retorno”.

Se narra allí la muerte repentina en una discoteca parisina de un tipo algo ordinario aunque con dotes reflexivas. Quien cuenta la historia es el fantasma de ese hombre muerto.

Algo mareado por la situación se contempla a sí mismo, inerte, ante el asombro de los demás concurrentes. Repara en que su situación es parecida a la de Patrick Swaize en la película “Ghost” que en otro tiempo vio junto a su novia. Ella, que lo acompañaba en la disco, se escabulló tras el infarto y su cuerpo es llevado sin más compañía a la morgue. El fantasma, sin embargo, acompaña a su cuerpo en la ambulancia y luego observa los pormenores de la autopsia. Se queda allí sin saber qué hacer con su siguiente vida. Su mente, su capacidad reflexiva, su autoconciencia permanecen intactos, pero ahora a bordo de algo indefinible.

Para su sorpresa, su cuerpo es extraído de la morgue durante esa misma noche por dos camilleros que lo llevan hasta una lujosa mansión. Lo ingresan, lo dejan en una habitación y reciben a cambio un sobre con mucho dinero. El fantasma, que ha seguido a su cuerpo, está perplejo ante tal osadía y no sabe bien qué harán con su cuerpo. Quien lo recibe es el modisto más famoso de Francia, Jean-Claude Villeneuve, que el fantasma conocía a través de las noticias.

Una vez a solas con el cuerpo, el modisto lo desnuda y se desnuda, se recuesta junto a él, lo besa y lo acaricia. El fantasma está estupefacto pues piensa que su cuerpo será sodomizado. Sin embargo, el modista no lo hace y sólo se frota en la pierna del cadáver hasta acabar. Luego se sienta y se limpia. Es entonces que el fantasma le habla y le pide explicaciones. El modisto supone que hay un micrófono escondido que le habla, pero tras una larga charla se percata de que efectivamente es el fantasma quien lo inquiere. A medida que la conversación fluye, la situación se tranquiliza y es el momento de escarbar en la existencia y la no existencia. Villeneuve se explaya, confía y no deja de hablar. Le hace saber al fantasma que guarda desde su infancia una profunda timidez y un amor y respeto desbordante por las demás personas. No quiere dañar a nadie, no quiere que sus actos interrumpan o lesionen la dignidad de otros. Por eso prefiere descargar su deseo sobre los muertos. El fantasma que ahora se siente muy a gusto junto al modista, empieza a comprenderlo y decide quedarse en la mansión luego que su cuerpo es retornado a la morgue. Es el momento en que Bolaño termina su historia y es también el momento en que los lectores comienzan la gran elucubración sobre la vida y la muerte, tornando esta historia interminable.

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